martes, noviembre 25, 2008

Incluso

____.no quiero que vuelvas a comer
.para que comas de ____.mi

lovely b*tch

para comer de t i :)



lovely b*nes

quiero d ejar de comer


lunes, noviembre 24, 2008

lone.

intoxicame
alimentame de mierda
pero por favor
no me dejes sola
el basurero y yo
no nos llevamos bien
a ver si entre mas
adornamos la porquería.

quiero nuevas cabezas
nuevos -, nuevas manos 
miles de nuevas ropas
para olvidar la porqueria que dejamos atras
pero quiero tomarte la mano
andar contigo
vivir para ti
en un puto mundo alejado de la mierda
que nos da nausea, que nos vomita y que nos saluda con cara de nada

cuenta hasta tres
y vamonos
.

miércoles, noviembre 19, 2008

Monomanía. Breed (4) (Borrador)

-18.11.08-


Capítulo 4. Breed

En ese tiempo, todavía era hijo único de mama soltera.
Los conocí a los 11 años. Fue cuando mi mamá me sacó de la casa de mis abuelos y me invitó a vivir con ella en la casa que se había comprado.
Como ella trabajaba y yo pasaba la mayoría del día solo, mamá prácticamente me obligó a que me hiciera amigo de mi vecina, la nacha. Tengo buenos recuerdos de esa época, cuando con la nacha compartíamos todo, Iván era demasiado chico como para que me gustara y la nacha era mi tipo, divertida y bonita. Creo que si en ese tiempo hubiésemos pololeado hubiéramos sido la pareja más feliz de la vida. Quizás, si nunca hubiera dejado de verlos las cosas habrían sido distintas.
La felicidad me duro hasta los 13, cuando papa dio señales de vida y me llevo a vivir con el por un año. Mamá estaba más interesada en cazar un nuevo marido que en cuidar de mí, así que acepto. Resignado, me fui con la condición de volver a la casa de mi madre dentro de un año. Entonces, de nuevo me dejaba solo para ir a trabajar, y yo me quedaba viendo tele, chateando con gente que no conocía y viendo películas… de las que escondía entre sus calcetines.
Cuento corto, vi todo lo que terminaba en “filia” en menos de un año, entendí por que papa no llegaba a veces a dormir y me dejó de extrañar por que evadía la mirada cuando nos bañábamos juntos. Estaba bien. Era entendible que tuviera impulsos sexuales y agradecía que los controlara conmigo. Hasta que las cosas se complicaron cuando me presento a Mauricio, su colega en el juzgado

Y supe que a papa le gustaba que lo castigaran.

Que lo amordazaran, lo arañaran y lo penetraran fuerte.

Y me di cuenta que era una escena tremendamente excitante.



Volví unos meses después de cumplir los 14, justo para el casamiento de mi mamá. De ahí que papa no se volvió a aparecer más que para mis cumpleaños, pero poco importaba. En verdad, ya había aprendido todo lo que podía aprender de él.

Fue cuando volví a ver a Iván.
En un año había mejorado suficiente como para volverse una tentación insoportable.

Mientras la nacha conversaba con unas amigas, Iván pasaba el rato ojeando unos libros que habían sido míos. No se le veía muy entretenido, pero seguramente prefería eso a hablar con las amigas de su hermana.

— ¡Iván, Tanto tiempo, estás cambiado! —le saludé
Desafortunadamente, el no me reconoció
Y la idea de tomar ventaja de la situación (más de cien con las que me podía confundir) fue tomando forma.
Sin pensarlo dos veces me acerqué por detrás y lo dirigí con una cartonera en la espalda hasta mi habitación. Llegando, cerré la puerta y le vendé los ojos.

Monomanía. Come as you are (3) (borrador)

.


Capítulo 3. Come as you are

Era de esperar que cuando Iván supo que había dicho que “me encantaba” me dejara de hablar unos días. Lastima que no hubiera otro capaz de recordarle que lo quería hacer conmigo, por que yo no era capaz. Afortunadamente, el bien entendido se confundió con una broma y volvimos a tratarnos como si nada.
Por mi parte, aquellos días me sirvieron para calmar un rato las hormonas, desempolvar la moral, abrir los ojos y despertar el asco lo suficiente como para no intentar manosear a mi amigo en un tiempo. A fin de cuentas, tenía a su hermana para mi solo y nada me prohibía entretenerme con ella.
Pero la nacha no me provocaba nada comparado con Iván.
La nacha es la mina más rica que conozco, pero es de esas que te deja hacerle de todo para retenerte hasta que te terminas aburriendo. A fin de cuentas la nacha era eso: Una mina usada y usable.
Nuestra primera vez nos pillo el mismo día que ella me confeso que yo le gustaba. Le dije que no le creía, que me lo demostrara y como era obvio me lo termino demostrando: un beso cada vez menos tímido, cuatro manos conociendo al sexo opuesto, unos “¿Estas lista?”, “abre las piernas”, “voy a entrar despacito” y gemidos desesperados, pero no asustados.
Y por otro lado, su hermano. Guapo (aunque menos que su hermana), con cara de nada, ojos grises y algo hundidos, fome, antisocial, callado y torpe.
Es cierto, Iván no tiene ninguna gracia. Pero para mi es irresistible. Si no fuera por su tono de voz, su cuerpo debilucho, sus manos y su cara de hepatitis yo sería una persona mucho más feliz, pero no me habría corrido pajas tan buenas.
Me obsesionaba la idea de quebrarle esa expresión indescifrable y verlo excitado, húmedo, desesperado del placer, pero lo único que conseguí fue verlo sufrir, más que de dolor, de humillación.
Hubiera estado bien si me hubiera desilusionado y hasta arrepentido, pero debo confesar que me encanto verlo sufrir. El placer aumentaba con la violencia y el volumen de sus gritos, hasta que su cuerpo comenzó a responder lo que su conciencia no aceptaba y la humillación se le hizo infinita.
Pasado el peligro de que me descubriera, lo hice pasar esa humillación cuantas veces pude, pero de forma indirecta. Disfrutaba cuando me pillaba después de masturbarme, o escuchaba como nos entreteníamos con su hermana, o veía cuando ella me tocaba disimuladamente. Disfrutaba por que sabía que estaba haciendo todo para no imaginarse en el lugar de la nacha.
Sabiendo todo eso, no me sorprendía que hubiera intentado hacerlo conmigo.

Monomanía. Dumb (2)

—21.09.08—
Capítulo II. Dumb


—hola Camila ¿Esta Alex?
—sí, pero está ocupado
Quien más iba a ser, seré muy mierda pero no puedo evitarlo
—Iván —le salude torpemente, mientras le señalaba que entrara—estamos haciendo un informe pero casi esta listo. No pasa nada si entras
—descuida, vuelvo en un rato
Lo arrastré del brazo —ya ¡no te cohíbas!
—No, es que venía de pasada, tengo que hacer algo —respondía
A Iván no le gustaba hablar de ese tema, pero siempre me dejo ver que le incomodaba conocer gente. De todas formas, no iba a dejar que se escapara con una excusa tan estúpida.
—compañeros, les presento a mi vecino, se llama Iván. Vigilen que no fume por que es menor de edad. Iván ellos son el Félix, el Pablo, la Feña y el Mario.
Se saludaron, terminamos el trabajo y de a poco Iván fue dejando el nerviosismo.
—A ver como nos va —murmuraba Pablo mientras mandaba el informe al mail del profesor.
— ¡A relajarse por fin! —Sacaba apurado cerveza, pisco, ron y bebidas del refrigerador— ¿tu vas a tomar, Iván?
—toma no más si mañana es sábado. Te quedas acá con Alex y así no se dan cuenta —le animó la Feña
—bueno… pero te advierto que no tengo mucha resistencia
El aire se puso liviano y el nervio se fue. Iván parecía conocerlos de toda la vida y eso me alegró. Tengo que dejar esos instintos de padre.
—y tú, ¿bebida? —me pregunto la Feña indicando mi vaso (era una de las que se curaba fácil y no le convenía que nadie quedara lúcido)
—sí, es que estoy tomando remedios.
Mentira a medias en realidad. Aunque era cierto que estaba tomando remedios poco me importaba. Prefería quedarme sobrio antes de andar soltando huevadas frente a Iván (además así aprovechaba de ver las estupideces que hacían los demás ebrios).
—… ¡y póngale póngale! —cantaban mis amigos mientras le servían piscola a Iván. Me uní también, sería divertido verlo borracho.
—y dime, ¿estas pololeando, te gusta alguien? —le preguntó la Feña. Primera encendida, por supuesto.
—estoy andando, pero me gusta otra persona
¿Andando, Y además te gusta otra? pendejo infiel
— ¿A si?, no me habías contado nada —intervine, molesto
—te iba a contar hoy, llorón. Empecé hace unos días. Ella esta en mi curso. Me dijo que le gustaba y pensé que podía resultar, así que le ofrecí que anduviéramos
Pendejo infiel el que esta pololeando, se calienta con el hermano de su polola y ahora se pone celoso porque el niñito tiene andante. No había otra solución. Si no quería estresarme tenía que tomar. Daba lo mismo si decía idioteces, pero arto me conocía como para no mandarme ninguna cagada muy grande.
—Hiciste bien —preparaba una roncola bien cargada— mientras no te resulte con la que te gusta y tu andante se tire al tren, todo bien. Pero no te quejes si después te la quieres sacar y no puedes.
— ¡Que te pasa, no soy así! Si la Karen no me gustara no andaría con ella.
—genial. Entonces, avísame cuando quieras tocarla para enseñarte unos truquitos que matan a la nacha.
Alcohol de mierda, llega a la cabeza luego pero no me hagas decir huevadas
—que asco. ¿Se te olvida que es mi hermana?
Obviamente no.
—ah, ¿tu eres el hermano de la polola del Alex? —pregunto el Félix
—futura ex, si se me antoja —decía entre sorbos
¡Que se te antoje, mierda!
— ¿Ya? La nacha te debería ver ahora. Siempre anda preocupada de ti. Nos ha contado unas cosas tuyas ¿sabías?
—no te creo ¿como que, a ver?
“No le digan” escribí en un papel. Por suerte Iván era el que estaba peor, así que no se iba a dar cuenta.
—Como que te viol… —bajó gradualmente la voz— debió ser complicado para ti… —respondió la Feña, dando por obvio que todos estábamos enterados.
Detalle. Curados o no, NINGUNO se dio cuenta del puto papel
—sí. Se acabó el tema. Me voy para mi casa.
Estaba rojo, deprimido y mareado. Se levantó para irse y de no caerse encima de la mesa se hubiera quebrado la cabeza. Vomito en la misma mesa, como remate.
—disculpa, nos desubicamos —le dijo Pablo— no estás en condiciones de irte a tu casa, se acabó el tema como dijiste y pasémoslo bien no más.
El ambiente se fue relajando de a poco, nuevamente. Volvieron los chistes, las preguntas indiscretas a la Feña (era el blanco, como era la única mujer) y terminamos vomitando todos, menos el Pablo, que se quedó cuidando que no se pasaran de la raya con la feña que le gustaba hace tiempo.
A las 6 todavía estaba oscuro y como habíamos quedado cansados con el trabajo nos fuimos a acostar. Partieron primero la Feña con el Félix (a acostarse juntos, los desgraciados), después se despertó mi hermana con el ruido y Mario se fue a ver tele con ella (confío en mi amigo, así que no puse problema) y nos quedamos con Pablo e Iván conversando. Pablo ahora si tomaba y tiraba puteadas contra el Félix. Otra vez la emotiva conversación sobre el amor.
—Puedo soportar no estar con ella —decía— ¡¿pero que le guste ese egocéntrico?! La Fernanda va a sufrir, y eso es lo que me duele
Y tomaba y tomábamos
—Cálmate que no va a sufrir porque a la feña no le gusta… anda caliente no más —le dije
— ¿Y si después se enamora? —preguntaba
— ¿Ves muchas teleseries con tu mama? No sea ingenuo Pablito
—dices eso por que a ti nunca te ha gustado nadie en serio. Ni a la nacha la quieres, se nota —decía Iván, digno ebrio, apoyado en la mesa y mirando su vaso
—tienes razón, no la quiero. Quizás no he amado pero si hay alguien que me gusta enfermizamente. Pero soy realista y no voy a matarme si no le gusto, hay que conformarse y punto.
—Eres una mierda —dijo Pablo
Le iba a responder que sí, pero se me adelantó Iván
—Esta clarísimo. Deberías dejarla e intentarlo con la otra
Pobre de mi mascota, estaba desanimado (¿pensaría que con eso iba a dejar de ir a su casa?)
—No. Lamentablemente tengo motivos para seguir con la nacha
— ¿Te gusta su mama? —Preguntó Pablo
Nos reímos los tres
— ¿Te gusto yo? —Pregunto Iván, con la lengua adormecida por las últimas piscolas
—me encantas
Pablo se rió, Iván me miraba entre sorprendido y asustado.
En ese momento bajó mi hermana a pedirnos que nos acostáramos por que no podía dormir. Marcos y Pablo se fueron a una pieza e Iván y yo nos fuimos a la mía.

Iván no habló ni cuando llegamos a la pieza, ni cuando me tiro sobre la puerta, ni cuando me lamió el cuello y recorrió mi espalda con su mano.

Yo me dejé. Sintiéndome en el cielo, o la ilusión de este que trae el infierno. Era lo que había estado esperando. Era lo que mi perra imaginación me permitía, pero diez mil veces más placentero.

Tenía dieciséis, estaba confundido y le había cagado la vida de caliente.


— ¡Para! —Grité— Que mierda estas haciendo. ¡¿No ves que tengo pene mierda?!
—Quiero hacerlo. Me gustas demasiado
Fue lo último que dijo antes de vomitar. Por suerte el vómito le bajó los ánimos y dejó de hablar de nuevo. Lo acosté y aproveche de ir a “liberar tensiones” al baño.
Trate de no pensar en sus palabras pero no lo podía evitar. La idea de aprovecharme de su estado era tentadora, pero la de hacerlo con su voluntad era peor. ¿Y si se daba cuenta que ya lo habíamos hecho?
“no se tendría de que quejar, no puede negar que le gustó… nunca había visto que se corrieran así” pensé, avergonzándome de inmediato de mi pensamiento.
Así que me iba a negar, simplemente. Aunque fuera el perfecto uke (lo usan en los mangas homo japoneses para referirse al “pasivo” en una relación. Según estos yo sería “seme”) no sabía lo que hacía. Yo debería haber madurado y aprendido que no tengo que dejarme llevar por la calentura.
Salí del baño y lo encontré durmiendo. Tenía unas cuantas marcas de cuando se cayó en la mesa y descansaba tranquilo.
Volví a la cama cuando casi era de día y por fin pude dormir bien (estaba demasiado cansado para quedarme pensando)
Como novedad Iván no se acordaba de casi nada, si no por que el grito que tiró cuando me vio durmiendo en la misma cama. Despertamos cerca de las tres. Todos, con el grito de mi amigo.
— ¿Qué paso? —preguntó, espantado
—que va a pasar. Te curaste y te vine a acostar como a las 6
—… ¿Y tú me sacaste la ropa? —preguntó, fucsia de la vergüenza pero con cara de odio
—que esperabas, no iba a dejarte que te acostaras en mi cama lleno de vomito.
—debo haber hecho el ridículo, discúlpame
—descuida, cual de todos estaba peor. Voy a buscar agua ¿te traigo?
—ok
“si hubiera sabido que no se iba a acordar de nada, algo hubiera hecho” pensé, enojado.
— ¿lo violaste o que? —preguntó Pablo, que estaba en el pasillo
Me gire frío, tenso hasta más no poder. Milagrosamente Pablo se estaba riendo
—Por el grito —dijo
—el imbécil no sabía que hacia ahí. ¿Dije algo penoso ayer?
—además de que no querías a la nacha y que te encantaba Iván, no.
Palidecí.
—pero no te preocupes. Estábamos solo los tres e Iván no se debe acordar de nada. A mi no me des explicaciones que me da lo mismo si era broma o no —dijo, sonriendo.
—me acuerdo que lo dije, y te aviso que era broma. ¿Quieres agua?
—no, gracias. Pero si era broma, podrías haber evitado ese tono de caliente.

Feliz cagada de vida, Señor Alex. A ver si con los veinte años de cárcel me arrepiento de mis pecados. Feliz puta mierda que te toca, Alex.

Monomania. The man who sold the world (1)

Esto es vergonzoso :/

confieso q me gusta escribir historias
confieso q siempre parecen mejores en mi cabeza que en el papel :/
confieso q esta es mi regalona :B

********



—19.09.08—
















Monomanía

























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Cada uno sabe
que puede encontrar en sus bolsillos











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¿Haz visto mi alma gritando al caer?
Debajo del camino por donde pasan los demás
Haz visto tu alma gritando al caer














Capítulo 1. The man who sold the world


Alex, 19 años, chileno y mucho más no importa. Podría empezar contando que cuando tenía 14 años obligue a mi mejor amigo a tener relaciones conmigo, pero para que me voy a adelantar tanto. Mejor voy más despacio, supongo.
Voy en el primer año de Arquitectura, pololeo hace unos meses con Ignacia, hermana de mi amigo (y que también es mi vecino), compañera de curso y amiga desde hace 8 años (gracias a eso conocí a Iván, claro). Ignacia es la clásica rubia hueca y arrogante, pero dominable y siempre ingenua si le hablan de amor. Pretexto perfecto para infiltrarme en casa Iván todos los días.

Y a hablar de mi vicio se ha dicho.

Iván tiene dieciséis, pelo negro, ojos de un café grisáceo y contextura delgada. Psicológicamente no tengo idea como es. La personalidad la perdió desde que empezó a tomar pastillas.
Como nos llevamos por 3 años de diferencia, somos reservados, y al principio me daba vergüenza hablarle (como no, después de lo que pasó) nos costó hacernos amigos, pero, lista la primera parte, mantener la amistad se nos hizo fácil, hasta llegué a quererlo más para conversar que para cualquier otra cosa. Después de todo, si nunca se acordara de cierto detalle, podíamos ser amigos por años.
Ese detalle… me mantuvo lejos de la casa de Ignacia por meses, hasta que supe que Iván no se acordaba de nada, simplemente se sentía raro.
Ignacia me contó medio tiritando e interrumpida por el llanto que su hermano despertó un día extraño y desde ese día casi ni hablaba ni comía. Lo llevaron al psicólogo, pero el tipo no pudo sacarle nada. Mientras tanto, lo mandaron al doctor y se enteraron de la sorpresa: moretones, el brazo lesionado y heridas que indicaban una posible violación. Le preguntaron de todas las maneras posibles y al parecer no se acordaba de nada. Lo había bloqueado, simplemente.
Cuando comencé a convencerme de que en verdad no se acordaba de nada, volví a visitar a Ignacia en su casa.
Al principio me sentía pésimo por el aire de funeral que se respiraba (soy un hombre, después de todo), pero me justifiqué con la idea de que la reacción de Iván era todavía más anormal que lo que le hice.
Primero el saludo, después las conversaciones en la mesa y al final hablando cualquier estupidez que se nos ocurriera, estuviera Ignacia o no presente.
—Alex, llego la nacha
—dale, dile que pase
Que ganas de terminar con ella… lastima que tuviera tanta paciencia.
Honestamente, nunca me gustó ni nada, pero a ella yo le gustaba hace años y tenía que cumplirle alguna vez el sueño. Por otro lado, tener algo con ella era excusa más que suficiente para pasar más tiempo con Iván.
—Te demoraste, amor —la salude mientras le tomaba las manos
—perdón… es que el enano anda raro pero no me quiere decir por que. Pregúntale tú que a ti te quiere más.
— ¿que pasa celosita?
Palabras tontas, tono de voz suave y cosquillas en el abdomen bastaban para conformarla. Sin perder más tiempo y ya podía ir a ver a Iván sin que Ignacia sospechara nada. En unos minutos ya estaba tocando el timbre de su casa.
—Pasa —dijo mientras buscaba un par de vasos y coca cola – ¿Qué paso con la nacha cuñadito?
—con ella nada —pausa para la bebida—me mandó a hablar contigo. Dice que andas raro y ya sabes como es de llorona. Inventémosle algo para que se tranquilice.
—si… dile que me declaré y me rechazaron
—Que penoso —me reí
—es mentira… nada nuevo en realidad
— ¿te acordaste de algo cierto?
5 años de práctica y podía esconder perfectamente el nerviosismo
—mhh
— ¿de que? Dime
—no, es asqueroso
Iván estaba fucsia y evitaba mirarme. Sospeche por un instante de que se podría haber acordado
—cuando el puto acabo… se sintió tan asqueroso… no se lo deseo a nadie
No pude evitar la risa, así que fingí que tosía.
Mentiroso. Podrás decir cualquier cosa pero se que te acuerdas que no termine solo, y eso es lo que te tiene así. Te gustó y si volviera a pasar te encantaría de nuevo, acéptalo.
—perdón. Claro, me imagino, no entiendo como a algunos le gusta
Me miro enrabiado
—a ti quizás. A mi no.
Mentiroso de mierda. En estos momentos me provocas ganas de… recordarte lo que te gusta
—ya, disculpa. ¿Tienes hielo?

martes, noviembre 18, 2008

lovlov

literalmente
me vuelves loca :)

literalmente
todo, pero todo de mi es de ti
y para que no! si eres la cosa mas linda q existe en el universo

destrozemonos! a chus, a peleas, a insultos
pero q cosa mas rica q morir por ti :)

literalmente, soy adicta a tu bocota rosada u.u, tus besos suavecitos y tus cachetitos perfectos :(

te kerroo
no mas :)

lunes, noviembre 03, 2008

~Anemone.-

puedes ser el peor error de mi vida

pero y que mi vida sea un error para siempre

porque para siempre te voy a amar

y que sea mi puta carga,

pero te amo como nadie te va a volver a amar